LAS FELICES CARAVANAS POLÍTICAS DEL CO₂

Caravanas políticas incrementan la contaminación de nuestro ambiente y promueven las emisiones de gases de efecto invernadero

Marcial Barrios

Luego del inicio de la campaña electoral para el 23N, comienzan las caravanas de las diversas tendencias políticas a pasearse por Venezuela con la alegría y la apariencia de seguidores de equipos de beisbol, uniformados, en motos, carros, autobuses y pare de contar… Pero, pareciera que la felicidad de la política se transforma en tragedia, cuando vemos que según datos tomados del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente; un litro de gasolina produce 2.5 kilos de CO₂ y una moto o carro consumen aproximadamente un litro de gasolina cada 16 kilómetros, es decir; que en una caravana política con 50 vehículos que transitan por más de 4 horas, consumirían un promedio de 25 litros por vehículo, unos 1.250 litros que se transforman en 3.125 kilos de CO₂ o lo que es lo mismo 3.1 toneladas de gases de efecto invernadero (GEI). Pero el cuento no termina aquí, ya que la desbordante felicidad de los “caravanistas”, retrasa el flujo vehicular que transita por las calles y avenidas de nuestras hermosas ciudades y locaciones de Venezuela; lo cual incrementa la contaminación de nuestro ambiente y promueve el calentamiento global. Es importante destacar que esta “noble” contribución de GEI que hacemos como ciudadanos, tarda (en el caso del CO₂) más de 100 años para ser absorbido por la naturaleza, es decir que le estamos dejando una herencia de CO₂ a las próximas generaciones. Incumpliendo el art. 127 de CRBV donde se expone; “es un derecho y un deber de cada generación proteger y mantener el ambiente en beneficio de si misma y del mundo futuro…”
En nombre de esas generaciones futuras, les digo a los promotores de dichas manifestaciones “cívicas” que se pregunten: ¿qué impacto tiene esta actividad en el ambiente?, ¿Cuanto CO₂ se desprende de las caravanas políticas?, ¿Cuanto calor se genera innecesariamente?, ¿Cuantos recursos no renovables se despilfarran?, ¿Cuantas horas hombre podrían ser invertidas en una campaña que tuviese un impacto sano en el ambiente?
Es el momento de tomarle la palabra al mensaje del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, donde nos invita a dejar el “mal hábito” de contaminar el aire y plantearnos una campaña política, basada en el impulso de una actividad pro-ambientalista, donde se diseñen planes y estrategias políticas amigables con la naturaleza, eco-propagandas que revolucionen la actividad política.