Bolsas Plásticas biodegradables
MARCIAL BARRIOS
En varios países de Europa, las bolsas plásticas que entregan los supermercados en las cajas registradoras están restringidas. En otros, esos empaques tienen un aditivo especial que los hace biodegradables o utilizan bolsas de papel reciclable. Los motivos para aplicar estas medidas son muy razonables: cualquier elemento plástico puede tardar más de 400 años en degradarse, y el 60% de los desperdicios producidos por los hogares en el mundo proviene de bolsas plásticas y envases utilizados y no reciclados. Hoy, 18.000 piezas de basura plástica están flotando en cada kilómetro cuadrado de océano y miles de animales marinos mueren cada año al confundir las bolsas con calamares y pulpos.
Por estas mismas consideraciones, la senadora Gina Parody buscará mediante una ley obligar a fabricantes y consumidores, en especial a las grandes cadenas de supermercados, a producir y distribuir bolsas biodegradables. Esta iniciativa se incluirá en lo que la legisladora ha denominado ’Proyecto de promoción de la cultura de la basura cero’, y que será presentado al Congreso en marzo próximo. De ser aprobada la ley, el negocio de bolsas plásticas en el país cambiaría sustancialmente.
Esta tecnología se basa en la introducción de una pequeña cantidad de aditivo (entre 0,5% y 3%) al proceso convencional de manufactura de productos de plástico. La adición de este producto cambia el comportamiento del plástico y su degradación comienza inmediatamente después de su fabricación y se acelera cuando se expone al calor, la luz o el estrés.
Andrés Felipe Arango, gerente general de Altalene S.A., firma proveedora de 200 toneladas de bolsas plásticas para grandes superficies y de 50 para consorcios de aseo, está de acuerdo con la medida. Sin embargo, sostiene que el proyecto debe promover el viraje ecológico con exenciones tributarias para fabricantes, las cuales se deben hacer extensivas a sus clientes. "En nuestro caso, los costos se pueden incrementar hasta en un 5%, pero ya estamos avanzando en el tema, para lo cual contamos con la valiosa ayuda de asesores externos", explica.
Sin embargo, en el mercado ya hay dos cadenas pioneras en la utilización de estas bolsas biodegradables: La 14 y El Dolarazo. Luis Fernando Arango, gerente de esta última, dice que la iniciativa se tomó para cuidar el medio ambiente. "La medida ha tenido mucha receptividad por parte de nuestros clientes, y los costos por este concepto solo se incrementaron entre 1,5% o 2%", dice. Explica el empresario que en el caso de El Dolarazo, con 28 almacenes en el país, distribuyen unas 70.000 bolsas mensuales. "Lo que podamos hacer por el medio ambiente es poquito. ¿Imagínese el plástico que pueden distribuir las grandes superficies y el mercado informal, que se constituye en el centro comercial más grande?".
De hecho, en Colombia ya hay empresas representantes de los fabricantes de aditivos para la oxidegradación de las bolsas plásticas. Una de ellas es AMC, Agroindustrial Management and Consulting S.A., de Cali. Su gerente Jorge Herrera advierte que el país se estaba demorando en legislar sobre este tema. "En Brasil y Ecuador avanzan proyectos legislativos en este sentido. El aditivo se conoce como D2W, que rompe las moléculas con las que está hecho el polietileno para degradarlo", dice.
Los productores de bolsas para la basura también se están metiendo en el cuento. Plastiaromas, la mayor fabricante de este tipo de productos con su marca Una a Una, también anunció que en marzo comenzará el proceso de fabricación ecológica.
La senadora Parody llevó a cabo en diciembre una campaña para que la gente vaya con sus propios talegos a los supermercados, para no llevar las bolsas plásticas a la casa. Una iniciativa parecida inició Carrefour el año pasado, para concientizar a los clientes. Sin embargo, como informó un vocero de la compañía, terminaron casi que regalándolas (a $1.000) y ni siquiera así tuvieron acogida. Por eso, muchos creen que hay que iniciar una gran campaña de culturización o tomar medidas radicales como la que tomó San Andrés, que prohibió el ingreso a la isla de plásticos que no sean biodegradables.
Fuente: http://www.degradable.com.pe/default_465.html Medio ambienteViraje ecológicohttp://www.dinero.com/wf_InfoArticulo.aspx?IdArt=30990
Esta nueva tecnología se basa en la introducción de una pequeña cantidad de aditivo (entre 0,5% y 3%) al proceso convencional de manufactura de productos de plástico, el aditivo se conoce como DW2
En varios países de Europa, las bolsas plásticas que entregan los supermercados en las cajas registradoras están restringidas. En otros, esos empaques tienen un aditivo especial que los hace biodegradables o utilizan bolsas de papel reciclable. Los motivos para aplicar estas medidas son muy razonables: cualquier elemento plástico puede tardar más de 400 años en degradarse, y el 60% de los desperdicios producidos por los hogares en el mundo proviene de bolsas plásticas y envases utilizados y no reciclados. Hoy, 18.000 piezas de basura plástica están flotando en cada kilómetro cuadrado de océano y miles de animales marinos mueren cada año al confundir las bolsas con calamares y pulpos.
Por estas mismas consideraciones, la senadora Gina Parody buscará mediante una ley obligar a fabricantes y consumidores, en especial a las grandes cadenas de supermercados, a producir y distribuir bolsas biodegradables. Esta iniciativa se incluirá en lo que la legisladora ha denominado ’Proyecto de promoción de la cultura de la basura cero’, y que será presentado al Congreso en marzo próximo. De ser aprobada la ley, el negocio de bolsas plásticas en el país cambiaría sustancialmente.
Esta tecnología se basa en la introducción de una pequeña cantidad de aditivo (entre 0,5% y 3%) al proceso convencional de manufactura de productos de plástico. La adición de este producto cambia el comportamiento del plástico y su degradación comienza inmediatamente después de su fabricación y se acelera cuando se expone al calor, la luz o el estrés.
Andrés Felipe Arango, gerente general de Altalene S.A., firma proveedora de 200 toneladas de bolsas plásticas para grandes superficies y de 50 para consorcios de aseo, está de acuerdo con la medida. Sin embargo, sostiene que el proyecto debe promover el viraje ecológico con exenciones tributarias para fabricantes, las cuales se deben hacer extensivas a sus clientes. "En nuestro caso, los costos se pueden incrementar hasta en un 5%, pero ya estamos avanzando en el tema, para lo cual contamos con la valiosa ayuda de asesores externos", explica.
Sin embargo, en el mercado ya hay dos cadenas pioneras en la utilización de estas bolsas biodegradables: La 14 y El Dolarazo. Luis Fernando Arango, gerente de esta última, dice que la iniciativa se tomó para cuidar el medio ambiente. "La medida ha tenido mucha receptividad por parte de nuestros clientes, y los costos por este concepto solo se incrementaron entre 1,5% o 2%", dice. Explica el empresario que en el caso de El Dolarazo, con 28 almacenes en el país, distribuyen unas 70.000 bolsas mensuales. "Lo que podamos hacer por el medio ambiente es poquito. ¿Imagínese el plástico que pueden distribuir las grandes superficies y el mercado informal, que se constituye en el centro comercial más grande?".
De hecho, en Colombia ya hay empresas representantes de los fabricantes de aditivos para la oxidegradación de las bolsas plásticas. Una de ellas es AMC, Agroindustrial Management and Consulting S.A., de Cali. Su gerente Jorge Herrera advierte que el país se estaba demorando en legislar sobre este tema. "En Brasil y Ecuador avanzan proyectos legislativos en este sentido. El aditivo se conoce como D2W, que rompe las moléculas con las que está hecho el polietileno para degradarlo", dice.
Los productores de bolsas para la basura también se están metiendo en el cuento. Plastiaromas, la mayor fabricante de este tipo de productos con su marca Una a Una, también anunció que en marzo comenzará el proceso de fabricación ecológica.
La senadora Parody llevó a cabo en diciembre una campaña para que la gente vaya con sus propios talegos a los supermercados, para no llevar las bolsas plásticas a la casa. Una iniciativa parecida inició Carrefour el año pasado, para concientizar a los clientes. Sin embargo, como informó un vocero de la compañía, terminaron casi que regalándolas (a $1.000) y ni siquiera así tuvieron acogida. Por eso, muchos creen que hay que iniciar una gran campaña de culturización o tomar medidas radicales como la que tomó San Andrés, que prohibió el ingreso a la isla de plásticos que no sean biodegradables.
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