La humanidad versus las finanzas
En cada era existen quienes se resisten al cambio y otros que lo entienden y crecen con éste. Se abre entonces la era de los econegocios…
MARCIAL BARRIOS
La crisis económica ha desatado las controversias y choques entre viejos paradigmas económicos, enfrentando al socialismo contra el capitalismo, pareciera que las cúpulas políticas aun no despiertan ante la nueva era que avecina cambios radicales de producción y consumo, que quedan divorciados de los viejos ideales esgrimidos por los políticos de turno. Los modelos económicos socialistas han fracasado; los comunistas han fracasado, el capitalismo ha fracasado, y eso se evidencia en la gran cantidad de pobres que han quedado como consecuencia de esos experimentos financieros y sociales, además de haber dejado cicatrices en la salud del planeta, expresada en la contaminación ambiental, radioactiva y el calentamiento global entre otras.
Es el momento de flexibilizar las razones y entender que los modelos de producción y consumo deben estar adaptados a la convivencia armónica, con los ciclos y necesidades de nuestro planeta. Es determinante darle un impulso a la conciencia ambientalista, que desarme los actuales modos de producción que envenenan al planeta y enriquecen a una élite muy pequeña. Estamos frente a la presencia de un mundo que ya ha entendido que la pobreza y la contaminación son consecuencia de los modos de producción y consumo. Que no se pueden arreglar con simples discursos encendidos que contraponen; al capitalismo de Estado contra el capitalismo Privado, es una situación que va mas allá; de que las bolsas financieras del mundo quiebren y los millones de artículos plásticos y tóxicos que se tenían que vender en la navidad, queden perdidos en las enormes empresas creadoras de deseos falsos. Es una situación en la que no basta con trabajar a ciegas, sin saber para qué, por qué y que consecuencias trae las acciones del trabajo. No es una cuestión de convertirnos en seguidores de una doctrina o color político. Es más bien, una adaptación que pide la humanidad y el mismo planeta en la búsqueda de una armonía.
Paseemos sesenta segundos la vista a nuestro alrededor, si se observa; una cantidad de vehículos alarmante, una atmosfera contaminada de gases efecto invernadero, basura, gente apurada en tráficos detenidos, conductas copiadas de modelos de TV, y una alarmante sensación de que no alcanza el dinero que se gana para comprar cuanto producto existe, significa; que la mente está pidiendo un cambio que sintonice la humanidad con la naturaleza.
Pero no todo es tan siniestro y desalentador, en cada era existen quienes se resisten al cambio y otros que lo entienden y crecen con éste. Se abre entonces la era de los econegocios; empresas que dediquen sus producciones a satisfacer las necesidades humanas con el objetivo principal de mantener el planeta sano, donde la ecopolítica se deslinde de los personalismos y busque tener militantes conscientes y no “amaestrados” con la teoría de la aguja hipodérmica, expresada en la literatura de Harold Lasswell, quien afirmó en la época post primera guerra mundial, que la propaganda, permite conseguir la adhesión de los ciudadanos a unos planes políticos mediante la manipulación.
El reto es conseguir ciudadanos conscientes, educados, gente que vea el patriotismo en las acciones no contaminantes y solidarios ante la desgracia de cualquier ser de la tierra. Quizás no es lo que vivimos, pero en nuestras mentes y acciones está lograrlo, en lo que nos queda de vida.
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