EL COMUNICADOR SOCIAL ANTE LAS AMENAZAS AL AMBIENTE Y LA SOCIEDAD
http://www.picobolivar.com.ve/admin/final/frame_ole.php?fecha=2008-06-05
En el dinamico ambiente en el que vivimos, se hace necesario que la labor del comunicador social trascienda las fronteras políticas y se adentre en las amenazas humanas que están erosionando sistemáticamente el ecosistema y la sociedad venezolana.
En las últimas dos décadas los comunicadores han dirigido la mayor parte de su esfuerzo comunicacional a los fenómenos creados por la actividad política, discutiendo, analizando y cada día con mayor fuerza opinando en vez de informar. Esta conducta ha creado matrices de opinión pública, que han cercado el pensamiento crítico de la población, ocultando los genocidios ecológicos que se han dado en los últimos tiempos, así como la constante negación al daño del ambiente causado por el desenfrenado y poco planificado crecimiento de la población.
Debemos entender que el crecimiento de la población no se detiene ante las leyes, ni ante los deseos de grupos sociales; La población requiere hoy en día planificación, para organizar las energías y ese rumbo se logra a través de la mirada al futuro, plasmada en planes claros que la población comprenda, se debe definir donde vivirán los hijos de los hijos, para que de esta manera se evite la deforestación y el abuso que se le a inflingido a los bosques, ríos y demás recursos naturales.
En el rumbo de la planificación es necesario que los comunicadores actuemos, ya los periodistas y comunicadores no somos simples elementos que transcriben un hecho noticioso. En este siglo XXI, los comunicadores deben ser integrales, observar las aristas de los problemas y deslastrarse del individualismo que busca convencer a la audiencia de las ideas o de las percepciones subjetivas.
El comunicador debe revelarse ante la opresión y sus miedos, para de algún modo no quedar con la palabra a medio decir y terminar como decía Alí Primera: “La Palabra por dentro quema y te da sed”
Comuniquemos los actos antiecológicos, los actos de contaminación, los actos contra nuestra propia naturaleza.
En las últimas dos décadas los comunicadores han dirigido la mayor parte de su esfuerzo comunicacional a los fenómenos creados por la actividad política, discutiendo, analizando y cada día con mayor fuerza opinando en vez de informar. Esta conducta ha creado matrices de opinión pública, que han cercado el pensamiento crítico de la población, ocultando los genocidios ecológicos que se han dado en los últimos tiempos, así como la constante negación al daño del ambiente causado por el desenfrenado y poco planificado crecimiento de la población.
Debemos entender que el crecimiento de la población no se detiene ante las leyes, ni ante los deseos de grupos sociales; La población requiere hoy en día planificación, para organizar las energías y ese rumbo se logra a través de la mirada al futuro, plasmada en planes claros que la población comprenda, se debe definir donde vivirán los hijos de los hijos, para que de esta manera se evite la deforestación y el abuso que se le a inflingido a los bosques, ríos y demás recursos naturales.
En el rumbo de la planificación es necesario que los comunicadores actuemos, ya los periodistas y comunicadores no somos simples elementos que transcriben un hecho noticioso. En este siglo XXI, los comunicadores deben ser integrales, observar las aristas de los problemas y deslastrarse del individualismo que busca convencer a la audiencia de las ideas o de las percepciones subjetivas.
El comunicador debe revelarse ante la opresión y sus miedos, para de algún modo no quedar con la palabra a medio decir y terminar como decía Alí Primera: “La Palabra por dentro quema y te da sed”
Comuniquemos los actos antiecológicos, los actos de contaminación, los actos contra nuestra propia naturaleza.
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